Una masterclass es una clase magistral ejecutada por un profesional experto en una materia determinada. Normalmente este tipo de clases se realizan para aportar mayor valor a un curso en el que el temario es bastante amplio y en uno de los puntos del mismo se quiere profundizar y obtener un mayor grado de conocimiento.
En vez de ser el docente habitual que imparte las clases en el curso quien lleve esta clase, es un profesional invitado el que imparte desde otra óptica ese temario concreto.
Este tipo de clases magistrales son comunes en las carreras universitarias, y especialmente en los másteres o estudios de postgrado (universidades y escuelas de negocio).
Lo más importante en una masterclass es la experiencia, la práctica diaria y el nivel alto de especialización por parte del profesional que imparte la materia, siendo este el verdadero aporte de valor para los alumnos.
Cómo preparar una masterclass
A continuación te voy a explicar cómo preparar una masterclass para que puedas impartir con éxito tu clase magistral:
Temario ajustado
Una masterclass tiene un tiempo limitado. Normalmente suele ser de entre una hora y media hasta 4 horas, aunque en ocasiones se puede dividir en dos clases partidas, pudiéndose impartir un viernes por la tarde y un sábado por la mañana.
Por este motivo, es importante que tengas claro qué vas a explicar y ajustes muy bien el temario al tiempo disponible.
Analiza si es mejor profundizar en algo muy específico o si por el contrario, es mejor que tengan una idea “más general” dentro de tu “clase específica”.
Práctico y personalizado
Para dar teoría y hablar de generalidades ya están otras personas u otros docentes. Si tienes la oportunidad de impartir una masterclass, tu objetivo es hablar desde tu propia experiencia y conocimiento.
Explica los problemas con los que te has encontrado y lo más importante, las soluciones que has obtenido a cada uno de esos problemas.
Este es uno de los puntos de mayor valor de esta clase: hablar desde tu experiencia.
Bien estructurado
Comienza la clase con una introducción que ponga en contexto a los alumnos. De esta forma, rápidamente van a entender sobre qué trata tu clase.
Una vez realizada la introducción, desarrolla de forma más extensa cada uno de los puntos que vayas a tratar. Recuerda hacerlo de forma práctica y desde tu experiencia personal y profesional.
Y por último, termina la clase con una conclusión repasando la estructura, el guion o las partes de la misma, haciendo énfasis en las ideas más importantes con las que quieres que se queden los alumnos, aquellas que cuando la recuerden, les genere un sentimiento y una emoción como respuesta.
Contenido audiovisual
Fundamental que utilices recursos audivisuales.
Las personas tenemos 3 sistemas de aprendizaje: visual, auditivo y cinestésico. Dependiendo de cuál sea el sistema principal de cada alumno, comprenderán mejor lo que dices escuchándote, viendo o tocando.
Como no sabes cuál es el sistema de cada uno, es recomendable que emplees los tres a lo largo de la clase, utilizando diapositivas, imágenes, vídeos o incluso haciendo esquemas que ellos puedan replicar también.
Generar participación
Por último y no menos importante es la participación de todos ellos. De esta forma fomentas que estén atentos y “enganchados” a lo que dices y explicas.
Si ves que alguno se despista, intenta llamar su atención acercándote, buscando la reconexión a la clase. No se trata de ponerle en evidencia pregúntandole para pillarle, sino hacerle ver que estás interactuando con él o con el grupo más cercano, para que vuelva a prestar atención.
Más allá de esto, es fundamental para que se sientan motivados y entiendan el verdadero valor de la clase.
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